Las actividades humanas, desde la obtención de una materia prima, hasta el desecho de los residuos generados tras la obtención de un producto tecnológico, pueden tener consecuencias nefastas para la conservación del medio ambiente. Algunos ejemplos son la desertización, el impacto medioambiental de las obras tecnológicas, la contaminación producida en la obtención y tratamiento de muchas materias primas o de fuentes de energía y los residuos generados en muchas actividades industriales.
Desertización: Cada año aumenta la superficie desértica del planeta. Esto da lugar a un empobrecimiento general del suelo, lo que perjudica las actividades agrícolas y ganaderas de la región afectada.
Contaminación:
Este grande problema no solo afecta a los humanos si no a todas las especies que habitan en la tierra, es un factor muy presencial en la naturaleza y todas las personas pueden evitarlo al tomar conciencia del papelito que arrojamos al suelo y guardarlo en el bolsillo hasta depositar el un basurero.
Generación de residuos: Determinadas actividades tecnológicas generan residuos muy
contaminantes que resultan difíciles de eliminar, como algunos materiales plásticos o los residuos nucleares.
poblaciones de peces, aves marinas, etc., de la región afectada.
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